
Frecuentemente escuchamos frases, pensamientos, ideas que tienen su origen hace millones de años. La gran mayoría de los fundamentos del pensamiento contemporaneo tienen su origen en la extraordinaria capacidad intelectual que tuvieron grandes filósofos antiguos para crear conceptos que se mantienen vigentes a pesar de la evolución que ha existido en el mundo.
Sé que voy a citar a un grande, si no es que al más grande de los pensadores-filósofos-politólogos-humanista que hayan existido: Aristóteles. El personaje que, junto con su maestro Platón, son considerados los padres de la filosofía occidental.
Confieso que en algunos momentos he cuestionado el por qué estos conceptos no han evolucionado o cambiado. He llegado a la conclusión de no es necesaria dicha evolución porque se trata de pensamientos universales que están fuera de un tiempo y espacio específicos. Es decir, no pertenecen a un momento o lugar. Pertenecen al todo. Pertenecen a la humanidad. Esto es, pertenecen a todo momento y a todo espacio.
Actualmente, he leído infinidad de artículos sobre liderazgo. Las características que el líder debe tener. Las acciones que un “buen” líder debe realizar para lograr que sus equipos de trabajo funcionen eficientemente. Hay quienes han escrito sobre los líderes del futuro (cualquiera que este sea).
Es aquí donde me encuentro con la frase de Aristóteles:
“Quien no es un buen seguidor no puede ser un buen líder”
De una primera lectura pudiera entenderse que hay que cumplir con la condición de ser un buen seguidor para poder llegar a ser un buen líder.
Prefiero entender la frase en el sentido de que un buen líder siempre sigue, es empático. Esto lo hace mediante la observación y escucha activa de su entorno. Es consciente de lo que sucede a su alrededor.
Ser un buen seguidor del entorno hace al líder actuar y, consecuentemente, actúa en conjunto con el grupo de manera efectiva en función de la visión planteada. Una visión, sin acción, es simplemente una expectativa.
Aristóteles fue seguidor de Platón durante el periodo en el que este último compartió su sabiduría con el primero. Recordemos que Aristóteles fue alumno de Platón. Entonces, ¿ser seguidor es malo? Mi conclusión es que no.
Estoy convencido que esas charlas entre Platón y Aristóteles, aun cuando posiblemente no coincidían en ideas, les hacían enriquecer sus teorías e ideales. Los fortalecía como humanos y, en consecuencia, como filósofos. Al mismo tiempo, escuchaban a sus discípulos, que eran otra gran fuente de inspiración y creación.
Los líderes requieren de un alto grado de humildad. Necesitan reconocer que no son expertos en todo. Que son capaces de apoyarse (seguir) en aquellos que sí lo son, es decir, que son los líderes en lo que hacen y saben.
Un arquitecto puede saber mucho sobre construcción, pero el arquitecto aun con toda su experiencia haciendo construcciones necesita apoyarse en diversos especialistas como sería un calculista estructural. La visión de la construcción la tiene el arquitecto, pero los especialistas le proveerán de información detallada para el éxito de la obra.
¿Es mas importante el arquitecto que el calculista estructural? Mi respuesta es no. El uno no existe sin el otro.
En mi opinión, los líderes serán (como siempre debió de ser) aquellos que tengan la humildad de seguir a otros para realizar su visión. Deberán escuchar y observar el entorno. Muchas cosas serán nuevas y distintas (por no decir, desconocidas). Confío en que se termine la representación más primitiva de liderazgo (lamentablemente aun vigente), es decir, esa basada en la imposición del miedo y descalificación.
Espero que los líderes se olviden de su cargo corporativo (gubernamental) y acepten su responsabilidad humana-social. El primero desaparece fácilmente. El segundo les permanece toda la vida.
Comments